Un instante de eternidad entre acordes

He descubierto los tiempos de mis latidos…

En la curiosidad y expectación, mi corazón late a ritmo de tiento. Falsa calma la que pretendo mantener mientras me pregunto… ¿hoy te voy a ver?

Si te veo, el latido es de bulería. Es una fiesta, una celebración de miradas y sonrisas que junto a tu música iluminan mi día y lo llenan de ilusión, de alegría.

Pero si no estás… si no te veo, la seguiriya me sacude el pecho y me invade la extraña tristeza de echarte de menos.

Eres como un pequeño universo paralelo descubierto entre acordes y gente que pasa. Eres presencia imponente, eres aura de melodía, eres la magia que nace en tus entrañas, eres sonido que me lleva de viaje al mundo onírico. Eres energía alineada en un propósito. Cuánta dulzura la tuya… Liberas la voz y desprendes tanta ternura que no sé si es alma o corazón lo que alteras sin saberlo. Creo que ambos han sido tocados por ti…

Alma… Alma porque sin conocerte te he sentido en conexión, desplegando emociones que permanecían dormidas en mí, deteniéndose el mundo en los segundos que dura mi paso por tu lado. Tu mirada me lleva a un estado en donde mis piernas siguen caminando autómatas, pero mi mente se queda contigo.

Corazón… Corazón porque has actuado como agua en piedra, que gota a gota la transforma. Sonrisa a sonrisa se ha ido transformando el mío, que hasta entonces reposaba calmo y tranquilo en mi mundo de esperanzas y sueños, amando las manifestaciones del Universo, pero ajena al amor manifestado en un hombre.

Y de alguna manera ya formas parte de mi vida… presente tu mirada… presente tu sonrisa.

Deseo encontrarte a cada nuevo día, ignorando que ya existe alma con quien compartir tu vida.

Ahora, consciente de ello, donde no me corresponde no me quedo. Sagrada es para mí tu relación, y digna de respeto la mujer que te eligió.

No serás tú quien me alce en tus brazos, ni sentiré el calor que desprenden tus manos. Ausente mi latido cerca de tu pecho, será mi luz la que me ilumine de nuevo.

Recordaré que la tuya me envolvió en un instante eterno, pero que a la eternidad debo devolverlo, que transmute la pena en alegría de nuevo.

Porque dejé de ser amante y me convertí en amor. No para ser amor egoísta, o tirano, o superficial. Quiero ser amor expresado desde el alma que me sustenta, amor elevado, amor puro.

Y, si no existes, amor, si yo misma no existo manifestada como pienso, aguardaré a la otra vida, donde sin disfraces nos abrazaremos de nuevo, pero aquí… aquí no voy a conformarme con menos.

Y yo… sólo estaba de paso…