Vamos y venimos

Hoy más que nunca recuerdo la ley de la impermanencia y la naturaleza cíclica del Universo, y sintiéndome extremadamente chiquitita en su vastedad, contemplo los sucesos con la mirada del observador tratando de no olvidar que todo es un constante ir y venir desde el origen, como un péndulo que sostenido por una mano imparcial se mueve inteligentemente de un extremo, hacia el otro…

Pero mis emociones se entremezclan mientras la vida sigue su curso, aquí, o más allá. En un día experimentas la pena de una partida y al siguiente la celebración de una llegada. Y la vida sigue… como si ninguna circunstancia tuviera preferencia sobre otra, existiendo todas las opciones al mismo tiempo, las que consideramos alegrías y las que consideramos desgracias, las que nos animan el Espíritu y las que nos inundan de tristeza. El dolor de los que se van de nuestro lado será reemplazado por nuevas Almas valientes, y la rueda continuará girando…

A tí, que te has ido, que un Ángel te abrace con sus alas y te muestre el camino de vuelta a casa. Vuelve a formar parte de la Luz de la que saliste y haz que veamos brillar una estrella de vez en cuando.

A tí, que en pocos días estarás entre nosotros, te esperamos con todo el amor que aguarda a ser expresado. Te bañaré de caricias y te colmaré de «te quieros», y cuando te mire y las lágrimas aparezcan será porque vuelvo a creer en los milagros.

La gente comenta que ha sido una pena que no os hayáis conocido. Yo creo que estáis aprovechando estos días para estar juntos en el Cielo y atesorar lindos  momentos antes de tomar distintas direcciones… por un tiempo…